PAN PAN, PAN PAN, PAN PAN... ODISEA EN EL CANTABRICO

He seguido con interés y cierta envidia la travesía efectuada por Jokin y el capitán en funciones Fernando. Me comunico con ellos por mensajes de móvil y me van dando las coordenadas de la situación en que se encuentran en cada momento. Por lo que me cuentan han salido a vela, pero el viento no esta siendo de la intensidad que esperaban y llevan varias horas navegando y todavía están a la altura de Donosti. Por la tarde parece que el viento arrecia y navegan mucho mas rápido, pero aun y todo parece que la idea de llegar hasta Gorliz en una sola singladura va  a resultar imposible y conforme va oscureciendo deciden poner proa al puerto de Bermeo (su intención hubiera sido atracar en Bakio, pero les informo que allí no hay puerto y optan por Bermeo). Según sus comentarios parece que hay bastante ola y la navegación se hace un poco incomoda, después de sortear la isla de Izaro se adentran en el puerto de Bermeo habiendo oscurecido completamente (21:00 h aprox.) En la maniobra de aproximación se llevan un pequeño susto al engancharse la orza con el cabo que unía dos pesqueros, al observar Jokin que se les venían encima. Dan marcha atras y se desenganchan. Ya en el puerto un señor les indica una plaza libre donde pueden pasar la noche.
Una vez atracados en condiciones desembarcan con intención de llenar sus vociferantes estómagos y se pelean con sendos platos combinados de generosas proporciones servidos amablemente por una bella señorita. Finalizada la cena, unas cervecitas portuarias y a la cama que el día ha sido muy largo y duro.
Mientras, en Burlada, al caer la noche me preparo la mochila con el nerviosismo típico que quien comienza una aventura. Me pongo el despertador a las 6:30h pues no se como será la carretera hasta Bermeo y he quedado con ellos a las 9:00h.
Amanece un dia de perros, la lluvia constante hace que la visibilidad sea reducidisima (sobre todo al adelantar a los camiones que durante unos segundos me ciegan completamente con las salpicaduras de sus ruedas). También me pego un par de sustos por una especie de aquaplaning en dos ocasiones. A la altura de Bilbao el tiempo mejora, al menos deja de llover y subo el sinuoso puerto que va de Munguia a Bermeo.
La vista de Bermeo, desde lo alto es impresionante. De pronto aparece el mar y se ve el puerto perfectamente. Me dirijo hacia él y no me resulta complicado llegar. A las nueve en punto ya estoy al lado de los veleros, pero no encuentro donde aparcar, llamo al móvil de Fernando (que todavia estaban sobando) y me indica donde aparcar, pues hay un parking gratuito en el mismo puerto.
Cuando aparco y me dirijo al barco, ya aparecen Fernado y Jokin por la pasarela y tienen que saltar la valla como furtivos, pues estamos en el puerto de prestao. Los miro como quien mira a Bernard Moitessier, despues de dar la vuelta al mundo en el Joshua, pues para mi han realizado una proeza de similares características y los veo desgarbados y cansados después de su batalla contra el mar.
Desayunamos en un bar del puerto, unos cafeses con unos garrotes de chocolate y un zumo natural de naranja para mover las tripas, que por cierto funciona de maravilla y en un momento hay overbooking en el WC.

 Una vez resuelto el tema intestinal, partimos, sin demora, hacia Gorliz. La salida del puerto es tranquila, nos fijamos en un barco de época (una especie de carabela desarbolada) que debían estar reparando.
Salimos de empopada, a doblar el cabo Matxitxako, con Fernando de piloto y lo doblamos sin mas problema que la incomoda ola que nos viene por estribor.